Me ha dejado en una situación extraña lo que le ha pasado a mis antiguos compañeros.
Es cierto que me pilló por sorpresa el hecho de que no le diesen el contrato a la empresa en la que curraba, más que nada porque desde el IAJ siempre se dijo que estaban muy contentos con la gente que había allí destinada.
Creo que los motivos por los que no le adjudicaron el contrato hay que verlos mucho más arriba, que ya entreví con las primeras nubes de tormenta, motivos por los que me hicieron plantearme irme de la empresa, cuando establecí mis planes de contigencia, al hacer que los técnicos fueron los encargados de elaborar la oferta de asistencia técnica, cuando hay unos responsables por encima, entre cuyas labores son precisamente hacer eso, que para ello cobran. No porque pensara que no le iban a dar el contrato, sino porque considero que esa no es forma de hacer bien las cosas.
En ese momento, si hubiéramos sido de otra forma, ni nos habríamos molestado, pero decidimos apechugar, haciendo lo que no nos correspondía.
Por supuesto, para mí existían otros motivos por los que marcharme, de carácter profesional (y personal, porque parto de la premisa de que mi trabajo me tiene que satisfacer personalmente).
En los últimos meses había hecho mio el lema de 'el trabajo es un castigo de Dios', cosa que nunca había dicho y que muestra a las claras el grado de frustración que tenia allí. No por mis compañeros o la dificultad del trabajo, si no por el agobio de estar en un sitio en donde lo importante es que no pase nada, que todo quede como siempre, que no se evolucione buscando mejorar. Un grado de inmovilidad que decidí romper cuando dí el primer paso, siendo más ambicioso con lo que quiero en mi trabajo y que concluyó con un cambio de trabajo.
Puede sonar esto a un intento de justificación por mi parte ante lo que ha ocurrido -y posiblemente lo sea-, ya que cuando comuniqué mi marcha, se insinuó veladamente, que si me marchaba se podría perder el contrato. Lamentablemente, esas palabras se han cumplido y quienes están más fastidiados son precisamente quienes menos culpa tienen.
Creo que desde la antigua empresa no han puesto mucho interés en la nueva adjudicación y que por eso lo han perdido, pero eso es mi opinión personal. Una persona, dentro de un equipo de trabajo, no marca la diferencia para decidir un Si o un No a una oferta técnica.
Desconozco si otras personas hubiesen hecho lo que yo si hubiesen estado en la misma situación, pero me guié por la forma en la que considero correctas de hacer las cosas. Para lo bueno o para lo malo, siempre lo intento hacer, aunque luego ocurran cosas que no deseas que pasen :-(. Ojalá todo salga bien.
Es cierto que me pilló por sorpresa el hecho de que no le diesen el contrato a la empresa en la que curraba, más que nada porque desde el IAJ siempre se dijo que estaban muy contentos con la gente que había allí destinada.
Creo que los motivos por los que no le adjudicaron el contrato hay que verlos mucho más arriba, que ya entreví con las primeras nubes de tormenta, motivos por los que me hicieron plantearme irme de la empresa, cuando establecí mis planes de contigencia, al hacer que los técnicos fueron los encargados de elaborar la oferta de asistencia técnica, cuando hay unos responsables por encima, entre cuyas labores son precisamente hacer eso, que para ello cobran. No porque pensara que no le iban a dar el contrato, sino porque considero que esa no es forma de hacer bien las cosas.
En ese momento, si hubiéramos sido de otra forma, ni nos habríamos molestado, pero decidimos apechugar, haciendo lo que no nos correspondía.
Por supuesto, para mí existían otros motivos por los que marcharme, de carácter profesional (y personal, porque parto de la premisa de que mi trabajo me tiene que satisfacer personalmente).
En los últimos meses había hecho mio el lema de 'el trabajo es un castigo de Dios', cosa que nunca había dicho y que muestra a las claras el grado de frustración que tenia allí. No por mis compañeros o la dificultad del trabajo, si no por el agobio de estar en un sitio en donde lo importante es que no pase nada, que todo quede como siempre, que no se evolucione buscando mejorar. Un grado de inmovilidad que decidí romper cuando dí el primer paso, siendo más ambicioso con lo que quiero en mi trabajo y que concluyó con un cambio de trabajo.
Puede sonar esto a un intento de justificación por mi parte ante lo que ha ocurrido -y posiblemente lo sea-, ya que cuando comuniqué mi marcha, se insinuó veladamente, que si me marchaba se podría perder el contrato. Lamentablemente, esas palabras se han cumplido y quienes están más fastidiados son precisamente quienes menos culpa tienen.
Creo que desde la antigua empresa no han puesto mucho interés en la nueva adjudicación y que por eso lo han perdido, pero eso es mi opinión personal. Una persona, dentro de un equipo de trabajo, no marca la diferencia para decidir un Si o un No a una oferta técnica.
Desconozco si otras personas hubiesen hecho lo que yo si hubiesen estado en la misma situación, pero me guié por la forma en la que considero correctas de hacer las cosas. Para lo bueno o para lo malo, siempre lo intento hacer, aunque luego ocurran cosas que no deseas que pasen :-(. Ojalá todo salga bien.
no me entero muy bien de lo que has contao pero ya me explicarás si quieres en person.
ResponderEliminarPor lo que leo.. tomaste la decisión de marchar a otro curro y si eso ha desencadenado algo fastidioso para los demas.. no creo que sea tu problema brotherr