Es mi forma de huir, de no quererme implicar en tu vida, de cerrar los ojos para permanecer ciego, sin ver la soledad que me ahoga y de la que no tengo forma de librarme, porque está en mi interior pero que ví reflejado en tus ojos cuando me miraste de aquella manera cuando estabas entre mis brazos.
Ahora, mientras escribo mi nombre junto a un número de teléfono que dejo en tu mesita de noche, me doy cuenta en un instante de que no quiero que vuelva a pasar. Por eso me arrepiento, guardo la nota y te doy un beso de despedida. No, no nos volveremos a ver, seguro. Esta vez tuve el suficiente cuidado de no dejar miguitas de pan que pudiesen hacer que siguieras mi rastro. Trataré de olvidar el camino que me llevo a tí.
Ahora, mientras escribo mi nombre junto a un número de teléfono que dejo en tu mesita de noche, me doy cuenta en un instante de que no quiero que vuelva a pasar. Por eso me arrepiento, guardo la nota y te doy un beso de despedida. No, no nos volveremos a ver, seguro. Esta vez tuve el suficiente cuidado de no dejar miguitas de pan que pudiesen hacer que siguieras mi rastro. Trataré de olvidar el camino que me llevo a tí.
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