martes, marzo 22, 2005

El Susurro de las Sombras. Parte III

La orden de asesinar al magistrado Kitsuki Takagi no cogió por sorpresa a Sasayaku, ya llevaba a su servicio casí un año y sabía que pronto le ordenarian matarle. La orden fue clara, eliminar al magistrado en el plazo de 15 días pero que pareciera un accidente. En medio de la noche se deslizaria a sus habitaciones cogiendo la apariencia de una de las sirvientes personales del magistrado y cuando estuviera dormido, depositaría unas gotas de veneno sobre sus labios. La dosis suficiente para que muriera, sin dejar huellas de ningun tipo. El veneno elegido actuaba muy rapidamente.

El magistrado era la sufiente mayor para que nadie sospechara que su muerte no fuera natural, aparentemente pareceria un ataque al corazón. Sus señores no querían tampoco armar un escándalo. No convenia a los intereses de sus señores, los daymios del clan escorpion Bayushi Takume y Bayushi Otaro. Estos, mediante su red de espias habian escuchado que el magistrado Takagi sería llamado por el campeón esmeralda para desplazarse a Otosan Uchi y encargarse de un caso importante en donde estaban en juego intereses del clan escorpión. No permitirían ninguna intrusión del magistrado como hizo en ocasiones anteriores.

Sasayaku, cuando entró en la habitación personal de Takagi, encontro al magistrado enfrascado leyendo unos pergaminos extraños y no le presto mucha atención, pero Sasayuku, consiguió atrear su atención y despues de hacer el amor con él, el magistrado cayó en un sueño profundo. Despues de envenenarlo y asegurarse de que estaba muerto, recogió los pergaminos que tanto le llamaron la atención y salió de la habitación, luego tendria tiempo de investigar sobre los pergaminos. No comentó nada a sus señores sobre la existencia de los mismos, sabía que su vida podía correr peligro si eran algo fuera de lo normal y sus señores no le habian hablado sobre ellos. Mejor callar.

A la mañana siguiente hubo un gran revuelo, el magistrado habia sufrido un ataque al corazón mientras dormía. Las sirvientas comentaban que el pobre murió sin apenas sufrimiento. Su ayudante personal, Mirumuto Usagi, cumplio con sus deberes, ejecutando las últimas órdenes de su señor y partió hacia Otosan Uchi. Allí podria reclamar un puesto como yoriki al servicio de algun magistrado. Tenía ganas de conocer la corte del emperador. En secreto, eso le permitiría estar más cerca del campeón esmeralda, su proxima víctima.

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