Acabo de llegar hace un rato de urgencias. A mi hermana le ha dado un chungo en el trabajo (mareos, vomitos, temblores y algo de fiebre) y la he llevado al hospital de San Juan de Dios de Bormujos para que le hicieran una analítica completa. Una analítica completa son varios análisis de sangre, orina, electros y radiografias. Cuatro horas con el resultado, todavía inseguro, de una posible infección.
Esperando allí me he dado cuenta de lo reacio que soy a estar en un hospital, bastante más de lo que pudiera creer. Haciendo recuento he ido tres veces a urgencias en mi vida, una para mi hermana, otra para mi hermano hace mucho tiempo y otra para mi padre.
Es duro estar allí, esperando, sin saber nada, sin que te cuenten que estan haciendo, para qué lo hacen, cuanto duran las cosas o cuanto van a tardar los resultados. Se ven las personas mayores en camillas, algunas de ellas te das cuenta que estan mas en el otro lado que en este. Ves la llegada de los accidentados y los familiares preocupados que no saben que hacer.
Y ves el trabajo de los médicos, enfermeros y guardias de seguridad. La forma de tratar a los que llegan, muy atentos, preguntándoles, hablándoles de tú. Incluso bromeando con ellos si ven que eso les puede animar.
Todo eso se da uno cuenta cuando permaneces mucho tiempo en la sala de espera de urgencias, no en la de las visitas, sino en la de espera que estan los enfermos y algun familiar acompañándole. Y es cuando me doy cuenta de que no quiero volver allí. Pero es una estupidez por mi parte, porque allí es el mejor sitio donde se puede estar si pasa algo malo, donde mejor te van a tratar, a tí y a los tuyos.
Esperando allí me he dado cuenta de lo reacio que soy a estar en un hospital, bastante más de lo que pudiera creer. Haciendo recuento he ido tres veces a urgencias en mi vida, una para mi hermana, otra para mi hermano hace mucho tiempo y otra para mi padre.
Es duro estar allí, esperando, sin saber nada, sin que te cuenten que estan haciendo, para qué lo hacen, cuanto duran las cosas o cuanto van a tardar los resultados. Se ven las personas mayores en camillas, algunas de ellas te das cuenta que estan mas en el otro lado que en este. Ves la llegada de los accidentados y los familiares preocupados que no saben que hacer.
Y ves el trabajo de los médicos, enfermeros y guardias de seguridad. La forma de tratar a los que llegan, muy atentos, preguntándoles, hablándoles de tú. Incluso bromeando con ellos si ven que eso les puede animar.
Todo eso se da uno cuenta cuando permaneces mucho tiempo en la sala de espera de urgencias, no en la de las visitas, sino en la de espera que estan los enfermos y algun familiar acompañándole. Y es cuando me doy cuenta de que no quiero volver allí. Pero es una estupidez por mi parte, porque allí es el mejor sitio donde se puede estar si pasa algo malo, donde mejor te van a tratar, a tí y a los tuyos.
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