Primeros contactos

Hace unas semanas hablaba de pasada sobre un tema al que llevo dandole vueltas muchisimo tiempo. Desde siempre he tenido una postura oficial de no tomar drogas, solo me la saltaba por el alcohol pero bajo circunstancias especiales.

Las razones pueden ser muy variadas pero la más importante para no hacerlo era que me preocupaba mucho convertirme en otra persona. En alguien diferente, alguien que no soy yo y que pudiese hacer algo que me pudiese arrepentir.

He vivido de cerca lo que supone que alguien abuse de ellas, hasta tal punto de diferenciar entre la persona cuando las toma y la persona cuando no las toma. Cuando esa persona las tomaba (el alcohol), aunque fuera una simple cerveza, esa persona se transformaba en alguien detestable, en alguien con el que no se podía hablar, violenta, peligrosa, llegando a odiarla. Por ese motivo, he procurado controlar ese aspecto, manteniéndome en una distancia prudencial.

No evangelizaba contra ellas, soy de la opinión de que cada cual haga lo que mejor le parezca, aunque debe tener mucho cuidado. Los drogas han estado presente en la vida de la gente desde siempre, no es algo inventado hace 40 años.

Por supuesto no ha sido un cambio radical de opinión, he ido madurándolo. Hace algún tiempo, en un visita que hice a Brenes para ver al maestro, mantuve una conversación con Edu que me hizo pensar al respecto, porque no encontré argumentos de peso para no hacerlo, siempre que, tal como me decía Edu, estuviese en el ambiente adecuado y sabiendo lo que estoy haciendo, sin abusar.

Y este fin de semana (y un poco en el anterior), dí el salto, para ver de qué va el asunto. No quería armar mucho revuelo, aunque para mí es importante, no pretendía ser el centro de atención, y gracias a Virgi, Marga, Lena y Edu pos me atrevido, para ellos quizás ha pasado desapercibido (y era lo que pretendía).

Probar un porro de maría u otro de hachís no me ha cambiado la vida, ni me va ha solucionar nada en ella. Lo que he sentido ha sido un gran relax, me ha recordado en parte a esos momentos que se viven cuando esta lloviendo en la calle y estas totalmente tranquilo, aunque también me he sentido algo más despierto, más alerta a los detalles. Posiblemente ha sido algo imperfecto, por mi propia ansiedad, en parte mitigada por que no tenia nada de que preocuparme. No ha ocurrido aquello que tanto temía, en todo momento era yo mismo. Y no es una opinión mía, sino que la he confirmado con el resto de los amigos que allí estaban. Algunos fumaban y otros, como hacia yo antes, que estaban sin tomar nada.

Lo que si me doy cuenta, de que las drogas de por sí no son malas ni buenas, es lo que tu hagas con ellas, la dosis o el animo con el que lo tomes, es lo que van a marcan la diferencia. Hay drogas que estan mal vistas y otras que no, pero realmente son todas iguales en el fondo, aunque con efectos diferentes.

Tomarte cuatro cervezas cuando sales de currar antes de llegar a tu casa para poder entrar en tu casa no es algo bueno, pero tomarte dos cervezas mientras estas en tu casa, almorzando, junto con tu familia para que te haga mejor la digestión, porque estas a gusto, son el quid de la cuestión. Aplicable, según lo entiendo, a cualquier otro tipo de sustancia.

Ahora las drogas estan muy mal vistas, pero es en parte culpa de la irresponsabilidad con la que se toman, donde muchos lo hacen por una búsqueda extraña de parecer más guai o sentirse integrado con la gente. Eso, realmente, es peligroso. En mi caso no ha sido así, nunca me he sentido rechazado por no tomarlas ni me han forzado a hacerlo y tengo ya unos cuantos de añitos como para saber de que hablo. La presión social en eso no me ha afectado.

La función de las drogas es alterar en algo la química de nuestro cerebro, que hace que podamos ver las cosas de diferente forma, tener una perspectiva que luego nos ayude a tomar decisiones. No decisiones que se tomen en ese instante, sino posteriormente, cuando valores las cosas, con la tranquilidad suficiente, igual que hacían los antiguos chamanes del clan o de la tribu.

La pregunta que ahora me planteo es: ¿seguiría tomándola?.

La respuesta es que sí, no por el momento puntual, sino porque no ha pasado nada malo y ademas, de regalo, he vuelto a soñar. Si, es cierto, me han vuelto los sueños, llevaba algo de tiempo sin ellos, y eso me ha gustado más que cualquier otra cosa. Paso la mitad de mi vida soñando y no quiero perderlos. Tomar una pellizco ha activado el dream-generator. Sé de sobra, que no por tomar más voy a soñar más, de hecho, seguro que lo que provocaría es el efecto contrario, porque todo en la vida, tiene su justa medida y descubrirlo es responsabilidad de cada uno.