A los motores del progreso de Europa, adalides de la democracia en el mundo, hace tiempo que se les ve el plumero. Lo de Grecia, con el ofrecimiento de ayuda de la Unión Europea (que visto en qué consiste no sé si es mejor rechazarla) y la negativa de aceptar que se pueda refrendar por los griegos su aceptación en un referéndum me parece de un descaro alucinante.
¿Qué felices eramos en el 86 cuando entramos en Europa? 25 años después ya sabemos en manos de quienes nos hemos puesto.
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