Por la madrugada recibo la visita inesperada de un mosquito. Pasa cerca de mi oreja en medio de la noche, anunciando su llegada con un soniquete de burla -te voy a picaaaarrrr-. Instintivamente me enrrollo debajo de la manta de flecos que no puede cubrirme entero. Los pies sobresalen por debajo de la manta.
Cuando me ducho al levantarme por la mañana descubro donde se ha dado el banquete. No sé sí mis intentos de ocultamiento no tuvieron efecto o es que el mosquito me pico antes y luego para divertirse, me roza la oreja y se larga a otra parte. Porculero.
Cuando me ducho al levantarme por la mañana descubro donde se ha dado el banquete. No sé sí mis intentos de ocultamiento no tuvieron efecto o es que el mosquito me pico antes y luego para divertirse, me roza la oreja y se larga a otra parte. Porculero.
Bueno la ventaja de Galicia es q ya nos hemos olvidado de esos vistantes nocturnos :).
ResponderEliminarUn mosquito dice: No cantes victoria.
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