Mientras volvía en la bicicleta se me ocurrió el siguiente cuento:
Clarisse1 recogió unas piedras junto al arroyo que pasa cerca de casa de su abuela cuando le hizo la última visita. Cuando vio a su abuela le pidió una bolsa para meter las piedras. Su abuela le dio una bolsa de cuero a la misma vez que le preguntaba, intrigada, para quienes eran esas piedras. Clarisse le respondió que eran para un mago, puesto que eran piedras mágicas.1 Clarisse fue un personaje que lleve en un partida de Delta Green dirigida por Manolito. Era una niña muy especial, con ciertos poderes, que nunca deberian llevar los personajes jugadores, salvo que el master deje muy clarito al jugador que parte de su personaje no tendrá mucha libertad de acción. Tanto por sus poderes, como por la edad que tiene. Relacionado con el mundo de los espíritus que algún día ampliaré.
Semanas después, un viajero llegó al pueblo. El hombre, que llevaba un gran callado en el que apoyar su peso cuando andaba, se hospedó cerca de casa de Clarisse. Él decía que no era un brujo, que sólo era un anciano, pero nadie le creia, a la vez que todos los habitantes del pueblo le miraban con gran temor y respeto.
El día antes de marcharse el anciano del pueblo, Clarisse, que tenía noticias de la llegada de un gran brujo, se acercó a verlo para entregarle las piedras mágicas. El anciano le dijo que no era un mago y que no necesitaba las piedras. Pero ella, le respondió que por eso las necesitaba, porque las piedras le darían su magia. El anciano tuvo que aceptar las piedras, para no contrariar a Clarisse.
Años después, Clarisse ya era una mujer, su abuela hacia tiempo que murió, mientras su marido estaba en la guerra, perdido en un país extranjero, dejándola al cargo de la gran posada. Un día, reconoció al viejo hechicero, ya no era tan viejo, pero vestía las misma ropas y llevaba el mismo callado en el que apoyar su peso. Era como si los años hubiesen transcurrido hacia atrás en el tiempo. El hombre, también la reconoció, y le dijo que ahora sí que era un mago y que venía de pasada para ver a una vieja amiga. Ella le preguntó si la llevaría con él, a lo que le respondió que no, que él no podía llevarla a ninguna parte. No importa, le contestó ella, te acompañaré de todas formas.
A la mañana siguiente, algunos vieron partir a un hombre mayor acompañado de Clarisse. Otros dijeron que era la muerte, que había venido a llevarse a Clarisse. Nadie lo sabe con certeza, puesto que nunca volvió.
es dificil contar un cuento corto.
ResponderEliminarMuy bonito, vaya final...