Creo que existe una relación de amor-odio entre la barba y la pereza, al menos en lo que a mí respecta.
Me voy dejando la barba por que no tengo ganas de afeitarme, osea, pura pereza total. Pero pasado unos días (apróximadamente cinco días) la barba empieza a picar y a picar, cada vez más. Al llegar al séptimo día, el picor es intensísimo. Ese es el momento en el que no puedo aguntar y tengo que coger la maquinilla, simplemente porque me da más perezaarañarme arrascarme la cara que afeitarme.
Sé de sobra que pasados unas dos semanas, la barba no pica, pero ahora no tengo fuerza de voluntad para hacerlo. Será en otro momento.
Me voy dejando la barba por que no tengo ganas de afeitarme, osea, pura pereza total. Pero pasado unos días (apróximadamente cinco días) la barba empieza a picar y a picar, cada vez más. Al llegar al séptimo día, el picor es intensísimo. Ese es el momento en el que no puedo aguntar y tengo que coger la maquinilla, simplemente porque me da más pereza
Sé de sobra que pasados unas dos semanas, la barba no pica, pero ahora no tengo fuerza de voluntad para hacerlo. Será en otro momento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario