Cuando me robaron la bici me compre otra bicicleta. No lo compre porque me gustara, simplemente quería volver a disfrutar de montarme en bici, quería volver a disfrutar de las sensaciones de las que fui privado con el robo.
El problema es que la bici sustituta nunca lleno el vacío de la anterior. Siempre fue una bici sustituta. Durante años estuvo arrumbada en un pasillo de la casa de una amiga o en el trastero o en el bicicletero que instalaron dentro del patio de vecinos donde vivo ahora, sin que la cogiera para dar una vuelta en ella. Una vez le arregle un pinchazo, incluso llegue a comprarle un timbre y dos candados. Pero nunca fue lo mismo.
Hace un par de semanas, que estaba pensando en si la llevaba a arreglar las llantas y que le engrasaran un poco la cadena y los piñones del cambio, decidí dársela a un compañero de trabajo. Seguro que él la cuida mejor, ya que no hubo feeling entre nosotros. Nuestra relación empezó con mal pie.
Hace un par de semanas, que estaba pensando en si la llevaba a arreglar las llantas y que le engrasaran un poco la cadena y los piñones del cambio, decidí dársela a un compañero de trabajo. Seguro que él la cuida mejor, ya que no hubo feeling entre nosotros. Nuestra relación empezó con mal pie.
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