El sábado era el día más esperado. Por la mañana tenia la visita a las pirámides. Según nos explico el guia, Ayman, sólo venden 150 entradas para entrar en la piramede de Keops, la grande. Y que lo que se puede ver allí es poco, ya que no hay incripciones y que resulta mas interesante la otra pirámide. Además estaba el tema del agobio. Se puede pasar muy mal entrando allí dentro.
A mi me daba igual. Como aún quedaban, me compre la entrada. Del grupo nuestro sólo dos compramos la entrada, 'la mora' y un servidor. Si cuando llegas a la pirámide impresiona, no veas lo que significa entrar dentro y recorrer el primer pasillo. Se hace muy largo y es muy estrecho. Me costo aguantar el agobio para no salir corriendo de allí. Para colmo, una mujer mayor le habia entrada un ataque de panico y no podia bajar, estaba alli dentro encerrada. Otros turistas intentaban ayudarla a bajar. En el pasillo sólo caben dos personas a la vez. Dentro hace un calor de mil demonios. Supone un alivio llegar al siguiente pasillo, a la gran galería de Keops, tiene otros 47 metros de cuesta. Al final de ella se llega a la cámara del rey. Allí me lo tome con calma. Estaba dentro de la gran pirámide!. La gente parecía que estaba haciendo el tour de francia. Yo disfrute el momento. Posiblemente no voy a volver a estar allí, así que paciencia. Es un fastidio no poder hacer fotos ni grabar con vídeo. La salida no es sencilla, hay que descender lo que antes había subido.
Luego de la pirámide se visita la esfinge. Parece poca cosa al lado de la pirámide. Me perdí la barca solar, pero en el museo están todas y allí las podría ver. Sabia de su existencia por un amigo que ha ido unas cuantas de veces a Egipto. Se puede decir que en Egipto hay cosas de más valor que las piedras y las joyas, que son las barcas solares -que eran donde viajaban los faraones hacia la otra vida-.
Llegados a esto punto, nos separamos del grupo de turistas y nos disponemos a recorrer el Cairo en modo independiente. Teníamos toda la tarde y el día siguiente para hacerlo.
Lo primero fue visitar la ciudadela de Saladino. Tuvimos que salir pitando porque a las 4 echaban a todo el mundo. Cogimos un taxi que luego resulto que no era un taxi, sino un nota que se ganaba la vida de forma ilegal haciéndose pasar por taxista y no pagar las tasas. Nos llevo al barrio copto, pasando antes por la ciudad de los muertos. Esa ciudad es un cementerio pero en donde viven gente. Un sitio muy particular al que no recomiendan que vayan los turistas. En el barrio copto, ya de noche, compramos algunos regalos y nos dió tiempo a casi perdernos entre sus callejuelas. De regreso nos confeso el taxista que no era un taxista :-)
El tráfico del cairo, pese a todo lo que digan, es divertido y emocionante. Tienen su propio orden dentro del caos aparente. Es la monda. Todas las calles tienen un único sentido. Apenas hay cruces de calles, pocos semáforos y los que hay están en ámbar. No hay pasos de peatones o mejor dicho, toda la calle es un paso de peatón.
Ya en el hotel paso una cosa curiosa, celebraban una boda. Muy bonita la música, aunque me dió sueño y me quede dormido en el bar leyendo la guía azul del cairo, pese a todo el ruido que hacían con los tambores y cantos.
A mi me daba igual. Como aún quedaban, me compre la entrada. Del grupo nuestro sólo dos compramos la entrada, 'la mora' y un servidor. Si cuando llegas a la pirámide impresiona, no veas lo que significa entrar dentro y recorrer el primer pasillo. Se hace muy largo y es muy estrecho. Me costo aguantar el agobio para no salir corriendo de allí. Para colmo, una mujer mayor le habia entrada un ataque de panico y no podia bajar, estaba alli dentro encerrada. Otros turistas intentaban ayudarla a bajar. En el pasillo sólo caben dos personas a la vez. Dentro hace un calor de mil demonios. Supone un alivio llegar al siguiente pasillo, a la gran galería de Keops, tiene otros 47 metros de cuesta. Al final de ella se llega a la cámara del rey. Allí me lo tome con calma. Estaba dentro de la gran pirámide!. La gente parecía que estaba haciendo el tour de francia. Yo disfrute el momento. Posiblemente no voy a volver a estar allí, así que paciencia. Es un fastidio no poder hacer fotos ni grabar con vídeo. La salida no es sencilla, hay que descender lo que antes había subido.
Luego de la pirámide se visita la esfinge. Parece poca cosa al lado de la pirámide. Me perdí la barca solar, pero en el museo están todas y allí las podría ver. Sabia de su existencia por un amigo que ha ido unas cuantas de veces a Egipto. Se puede decir que en Egipto hay cosas de más valor que las piedras y las joyas, que son las barcas solares -que eran donde viajaban los faraones hacia la otra vida-.
Llegados a esto punto, nos separamos del grupo de turistas y nos disponemos a recorrer el Cairo en modo independiente. Teníamos toda la tarde y el día siguiente para hacerlo.
Lo primero fue visitar la ciudadela de Saladino. Tuvimos que salir pitando porque a las 4 echaban a todo el mundo. Cogimos un taxi que luego resulto que no era un taxi, sino un nota que se ganaba la vida de forma ilegal haciéndose pasar por taxista y no pagar las tasas. Nos llevo al barrio copto, pasando antes por la ciudad de los muertos. Esa ciudad es un cementerio pero en donde viven gente. Un sitio muy particular al que no recomiendan que vayan los turistas. En el barrio copto, ya de noche, compramos algunos regalos y nos dió tiempo a casi perdernos entre sus callejuelas. De regreso nos confeso el taxista que no era un taxista :-)
El tráfico del cairo, pese a todo lo que digan, es divertido y emocionante. Tienen su propio orden dentro del caos aparente. Es la monda. Todas las calles tienen un único sentido. Apenas hay cruces de calles, pocos semáforos y los que hay están en ámbar. No hay pasos de peatones o mejor dicho, toda la calle es un paso de peatón.
Ya en el hotel paso una cosa curiosa, celebraban una boda. Muy bonita la música, aunque me dió sueño y me quede dormido en el bar leyendo la guía azul del cairo, pese a todo el ruido que hacían con los tambores y cantos.
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