Hace dos semanas que se terminaron mis vacaciones. Una semana en la selva negra y dos en la playa de la Antilla.
De Alemania me traigo muchos recuerdos y seiscientas fotos, creo que se me fue la mano. Ni Rocío ni Virginia ni yo las hemos visto todas (creo que me han aguantado demasiado). Fueron siete días muy intensos en las que descubríamos cosas nuevas en cada detalle de la vida cotidiana de los alemanes. Ya el coche de alquiler supuso descubrir funcionalidades cada día (luego ví que había un manual en la guantera).
De los alemanes, más que un pueblo de cabeza cuadrada, diría que son muy detallistas y respetuosos con la ley. Las ciudades de Ulm y Friburgo, me fascinaron. También visitamos Lindau, Baden-Baden, Offenbach, Gengenbach, Alpirsbach, Freudestadt, Schiltach, el castillo de Neuschwanstein, Friedrichshafen, Meersburg...
Hasta llegamos a elaborar una lista en un bar de Friburgo de los "detalles germánicos" que nos gustaron; como el cuchillo-tenedor, las bicis y la cantidad de carriles bicis por todas lados, las mantas en las terrazas de los restaurantes o la recogida de vasos basada en cobrar fianzas que te devuelven cuando retornas el casco/vaso. A ver si la terminamos y la puedo escribir por aquí.
También he jugado al ajedrez con unos rusos en Baden-Baden o subido a la torre de una iglesia más alta del mundo (la de Ulm).
Luego fueron catorce días en la playa, en modo sol, silla, sombrilla, libro, sobrina y ruta con la bici en modo explorador de las marismas. Por supuesto, no me puedo olvidar de que cada día también era una pecha de comé (paellas, arroz al horno, tortilla de papas, pescaitos fritos...). En la playa he descubierto un nuevo autor, Juan Ramón Biedma, del que me he leído un libro (El imán y la brújula) y estoy leyendo un segundo (El espejo del monstruo).
La banda sonora de la vacaciones han sido los dos álbumes del grupo Supersubmarina, Santacruz y Viento de Cara, además del OK Computer de Radiohead. Me encantaba ir con el por las calles de Alemania o ir haciendo las rutas por la playa con la bici escuchando el mp3. En Alemanía terminaba perdido :-)
La anécdota previa de la vacaciones fué que el último día de curro, volviendo a casa, tuve un accidente con el coche. No paso nada, sólo el susto y la preocupación por arreglar el coche, ya que teníamos que irnos a Málaga a coger el avión al día siguiente, con lo que no pudimos coger mi coche y nos fuimos en el de Virginia. A la vuelta de Alemanía ya estaba arreglado (chapa y puntura).
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