Segur de Calafell, al igual que la Antilla de Lepe, es un pueblo de playa que se convierte en fantasma durante los meses del frío.
No hay nadie por las calles. Apenas se ven coches aparcados. Y si te fijas en las luces encendidas de los bloques de pisos por la noche, es raro verlas, salvo la del portal de entrada al edificio. El resto están apagadas y las ventanas tienen las persianas bajadas.
No seria extraño ver las bolas rodantes de hierbas de las películas del oeste.
Sólo rompe el silencio el viento que trae el rumor de las olas y el paso del tren que va y viene de Barcelona.
No hay comentarios:
Publicar un comentario