Esta mañana he visto la forma perfecta de destruir una tostada recién hecha sin tener que recurrir a materiales ficticios superheroicos como el adamantium. Sólo tienen que darte una porción de mantequilla congelada en cualquier cafetería que ponga desayunos.
Tú mismo, al intentar esparcir la mantequilla por la tostada, terminas destrozando la miga y traspasando la corteza sin darte cuenta. La mantequilla en ese estado es cuasi indestructible, pudiendo con todo lo que se le ponga por medio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario