La lectura de consumo me trajo el libro Guerra de Sangre de Robert Weinberg. Es un libro ambientado en Vampire: La Mascarada. Mientrás más leo, mas pienso que él que lo ha escrito es imbécil, además me reafirma en que todo lo que rodea a la ambientación moderna (Anne Rice tiene gran parte de la culpa) de los vampiros es insoportable.
Pongo una escena que ilustra el grado de insoportabilidad.
Dos supervámpiros megapoderosos buenísimos de la muerte se reunen en un cafetería para hablar de sus maquinaciones. Durante el tiempo que están allí controlan mentalmente a la gente que les rodea para pasar desapercibidos. Todo correcto, son muy discretos. Pues bien, los vampiros se levantan y pagan con un billete de cincuenta dólares las bebidas que han pedido, pero la pobre camarera ni nínguno de sus compañeros saben ni lo que han pedido. Es más, cuando se dan la vuelta para decírselo, los vampiros se han largado, dejando el dinero de bote. Discrepción total.
Concusión: Los vámpiros y Elric de Melniboné tienen que ser primos.
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