Al mediodia nos armamos con una nevera que tenia dentro un par de cervezas y latas de refrescos, que acompañaban a una tortilla de patatas hecha ex profeso para cuando la gula nos atacatara.
El resultado ha sido estar toda la tarde en la playa, mirando como subía la marea e intentaba inundarnos el chiringuito, con tumbonas y sombrilla incluidos. Sigo con el Kindle secuestrado y desconozco si Rocío me pedirá rescate, con lo que no me quedaba más remedio que seguir leyendo de forma tradicional los libros sobre el juego de Rol de Cthulu y Delta Green.
En fin, mi mayor preocupación ha sido hacer una barrera de arena para que no mojarnos.
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